LO QUE IMPORTA ES EL TRAYECTO, NO EL DESTINO..



Un paseo o viaje consta de tres etapas: 1) Planeación- implica creatividad para hacer de esa actividad algo relevante y placentero 2) Realización- se requiere conocimiento de sí mismo para saber lo que nos gusta y lo que esperamos encontrar 3) Recordar –Recrear los aspectos positivos y más relevantes de la ocasión.
 
Tanto por las experiencias de otros como por mis propias vivencias, reconozco que pasear, desde una caminata por la ciudad o viajar y recorrer distancias mayores en algún medio de transporte,  brinda la oportunidad de nuevos ánimos y maneras de apreciar las cosas simples  que  rodean nuestra vida.  

Es un poco como volver a ser niño y dejarse sorprender por las distintas situaciones que pasan, es un crecer continuo, apreciar los colores, los ruidos característicos, los espacios; desarrollar la curiosidad, la tolerancia y reconocer que las personas simplemente son diferentes. Estar atento al ambiente que nos rodea, conocer nuevas personas y nuevos paisajes. Incluso se puede recordar tradiciones y costumbres que por la prisa y rutina del día a día las olvidamos. 

Son experiencias enriquecedoras que internalizamos una vez que se llega al destino. En resumen; es  alejarse de la rutina diaria haciendo posible que nuestra existencia se llene de más color y energía.




 
 

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