Nunca estoy
sola. A veces es necesario tener espacio para escuchar mi espíritu y por eso acepto el
silencio y esos instantes de contemplación. Oh Padre Eterno, agradezco tus
manifestaciones de amor para conmigo, me reconozco tu hija, me lleno de tu paz y
alegría. Rodéame con tus brazos amorosos y calma mi incertidumbre. Tú te
encargas de mis anhelos. Yo confío en Ti. Nunca me he sentido abandonada de ti,
sin embargo, cuando he puesto mi confianza en otros me he decepcionado. Hoy
ratifico que ese tu mi fuerte, mi refugio y contigo lograre vencer mis temores
y adversarios. Lléname de tu sabiduría, de tu discernimiento. Estoy
dispuesta hoy y siempre. Amén. Amén. Amén.
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