Para alcanzar tus deseos es preciso salir de la
acostumbrada zona de confort. Esto es arriesgarse, indicarle a
tu mente-ego que no pasa nada si nos movemos un poquito hacia otro lado, que es más
aprendizaje, más experiencia y vemos nuevos “cielos”, oportunidades, recibimos
nuevas ideas…
Es necesario tener disciplina, orden y control en
nuestra vida para llegar, paso a paso, a nuestro sueño.
Muchos son los especialistas que han escrito sobre
las técnicas o estrategias, sin embargo hoy quiero compartir la opinión de
Andrea de la Mora, por considerarlas que son de fácil comprensión y viables de poner en práctica:
1-Confía en ti.
Asegúrate de observar cualquier creencia limitante
y transformarla con afirmaciones. Anclate al compromiso de servir y de usar tus
talentos con asertividad. Confía en que lo puedes hacer.
2-Pide ayuda.
Delega las actividades que no requieres hacer
forzosamente tú. Ríndete ante tu Divinidad, -cualquiera que Ésta sea- y pide su
sostén y guía. Rodéate de personas que sean exitosas en lo que tú deseas
lograr. Busca un mentor que te oriente y procure, lee biografías de gente que
te inspira.
3-Deja de postergar.
Una de las trampas más frecuentes del querido ego
es convencerte de diferir o aplazar. Decirte cosas como: “Primero termina esto
que no te acerca a lo que deseas, luego haces tú proyecto.” Sal de tu zona de
confort y accionate.
4-Haz algo todos los días.
Al principio de cada semana, siembra 5 objetivos
para los siguientes 5 días. Asegúrate de que sean metas específicas,
alcanzables, relevantes para tu proyecto y que puedas medir su efectividad.
Después asigna un objetivo con cada día de la semana. De esta manera, aseguras que todos los días estés haciendo algo que te acerque a tu proyecto
de emprendimiento.
5-Encuentra el balance.
Es súper fácil que los emprendedores tendemos a sobre
trabajar y comencemos a descuidar otras áreas de nuestras vidas. Si quieres
tener éxito, tu enfoque no debe estar limitado a tu proyecto o empresa, sino a
nutrirte con alimentación sana, descansar y dormir bien, tener una práctica
espiritual diaria, llevar una vida social que te enriquezca, tener actividades
de recreación y creatividad y llevar ordenadamente la administración de tu
tiempo y recursos.
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