Es normal querer permanecer en una situación que nos gusta -con una persona, en un trabajo, en un lugar, por ejemplo; es normal no querer que llegue el final, la fecha de partida, la jubilación, o la muerte. Personalmente, como muchos, he vivido este tipo de emociones en varias oportunidades.
Si permitimos que el apego, el miedo, la tristeza por la perdida o despedida nos limite y no nos deje aceptar que hay que seguir hacia adelante, estamos jugando con el ego, que nos presentará muchísimas justificaciones para continuar aferrándonos a no querer soltar y por supuesto nos hundiremos o profundizaremos mas en el miedo y la tristeza, a extremos que pueden afectarnos físicamente.
Al aceptar la despedida, considerándola como el final de una etapa o ciclo, desde nuestra Esencia, desde nuestro Ser Interior estamos permitiendo que sea quien se encargue de las emociones, llenándonos de gratitud, de fortaleza y de esperanza; invitándonos a enfocarnos en nuestra nueva oportunidad, en el nuevo ciclo que comienza, creciendo mucho mas en el rol que nos corresponde desempeñar, sabiendo que hay tristeza y dolor emocional pero también hay amor y alegría de los que están a nuestro lado, permanecen en nuestras vidas y comparten nuestras rutinas.
Vive la experiencia de la despedida, pero decide si es limitante desde el ego o libre desde el Amor incondicional.
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