CUARESMA 2022. UN TIEMPO DE LIBERACIÓN Y REFLEXIÓN

 

Al descubrir nuestra conciencia interior, podemos alcanzar a reconocer que somos uno con el Maestro Jesus.

El proceso de nuestra vida desde la percepción de caos, de separación, nos puede llevar a considerar que también vivimos experiencias de crucifixión: Es esa noticia repentina e impactante que nos sacude hasta la médula. La muerte de un ser querido, el diagnóstico terrible, el colapso de una red de seguridad financiera o la pérdida de una casa pueden constituir una muerte a la vida que conocíamos. 

Y en el dolor de la pérdida, en el sentimiento de abandono. Casi podemos escuchar el grito angustiado de Jesús: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Lo que nos apresura a decir oraciones de paz y palabras de consuelo, promesas que nos ayuden durante el tiempo que sea necesario para superarlo.

Hoy es preciso que te permitas mantener tu fe y  estar pendiente de la guía de la luz que emana de tí, para que "la tumba" no parezca eterna. Recordar que la esperanza es parte de la libertad del amor que nos creó, que siempre podemos actuar con confianza y optimismo.

Te invito a hacer constantemente, las veces que lo desees, el siguiente ejercicio:

Libero los problemas que parecen abrumadores.
Renuevo la conciencia de mi naturaleza espiritual.


Libero el hábito de juzgar a los demás.
Renuevo mi compromiso de ver lo divino en todos.


Libero la duda, la confusión y la indecisión.
Renuevo mi poder divino de sabiduría.


Libero el miedo a seguir adelante.
Renuevo mi voluntad de proseguir con fe.


Libero el pesimismo y el pensamiento negativo.
Renuevo mis expectativas positivas.


Libero el hábito de preocuparme.
Renuevo mi fe en el orden divino.


Libero el descontento y la crítica.
Renuevo mi gratitud por todas las cosas.

Libero cualquier apatía o desinterés.
Renuevo mi celo y entusiasmo.


Libero cualquier creencia en la limitación.
Renuevo mi sentido de posibilidad.


Libero el miedo a no tener sufi ciente.
Renuevo mi conciencia de prosperidad en mi vida.


Libero cualquier drama o confl icto.
Renuevo mi paz interior en el Espíritu.


Libero cualquier desánimo.
Renuevo mi esperanza con el poder de la oración afi rmativa.


Libero cualquier terquedad.
Renuevo mi práctica de la no resistencia.


Libero el miedo a la enfermedad.
Renuevo mi apertura al poder sanador del Espíritu.


Libero el miedo a estar solo.
Renuevo mi conexión con el Espíritu, con los demás y conmigo.


Libero los rencores y resentimientos.
Renuevo mi paz interna mediante el perdón.


Libero cualquier necesidad de quejarme.
Renuevo mi perspectiva mediante el aprecio.


Libero la ira y la culpa.
Renuevo mi paciencia y compasión.


Libero mis miedos más oscuros.
Renuevo la fortaleza y el valor de mi corazón.


Libero las sombras del dolor y la tristeza.
Renuevo mi ser en la serenidad del Silencio

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